Después de los tratamientos: el miedo a la recaída
Para algunas personas, cuando finalizan los tratamientos y las visitas recurrentes al hospital, supone una liberación y lo viven como el cierre de una etapa. Sin embargo, en muchas ocasiones todavía quedan los efectos secundarios de los tratamientos recibidos y/o cirugía realizada, además de que habitualmente se deben seguir realizando visitas médicas de control.
Esta nueva etapa suele suponer un cambio importante para la persona por la desvinculación que implica a nivel hospitalario, aunque del mismo modo aparecen emociones nuevas e inesperadas como el miedo a la recaída.
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¿Por qué siento miedo si ya no tengo cáncer?
Cuando una persona está en tratamiento oncológico, visualiza el final de los tratamientos como la meta que alcanzar y el cierre del proceso. El día que el médico confirma que todo está bien y que ahora empieza una nueva etapa de controles, es decir, que no tendrá que volver al hospital en unos meses, suele generar un sentimiento de alegría y bienestar en el paciente oncológico, pues se siente liberado y que retoma las riendas de su vida.
Esta nueva etapa puede suponer también una situación de ambivalencia emocional ya que, en muchas ocasiones, el impacto en la calidad de vida de la persona todavía es significativo y por lo tanto, no puede recuperar el estilo de vida previo al diagnóstico con la rapidez que querría. A esta situación se le suma lo que muchas personas verbalizan, como el miedo a la recaída, que sucede debido a que durante la etapa de los tratamientos la persona siente que “está haciendo algo” junto al papel activo de los médicos y esto conecta al enfermo con la sensación de control ante la enfermedad.
Sin embargo, una vez finalizados los tratamientos surge una sensación de pérdida de control y con ello pérdida de protección ante posibles amenazas.
Aunque es habitual que la persona manifieste un cierto miedo a la recaída, según la intensidad con que se vive dicho miedo, puede acabar generando complicaciones psicológicas, tales como una preocupación continua por la enfermedad, aumento del miedo a la muerte, incremento del sentido de vulnerabilidad, incertidumbre acentuada respecto al futuro, pérdida de la percepción de control sobre su propia vida, además de ansiedad.
Las revisiones médicas suelen intensificar este miedo, ya que los días previos a la visita suponen un incremento de la incertidumbre y con ello de angustia que se reduce cuando le confirman que los resultados son óptimos.
“Síndrome de Damocles”
En este contexto de miedo a la recaída aparece el “Síndrome de Damocles” que se detecta en algunas personas que han tenido cáncer y que se caracteriza por un miedo exacerbado a la recaída llegando a generar un estado de ansiedad.
También es cierto que este miedo que se puede sentir con mayor intensidad en las primeras revisiones médicas suele ir reduciéndose a lo largo del tiempo. Además, la persona puede focalizar su atención y energía en aquellos aspectos que sí puede controlar y hacer para estar mejor en el momento presente.
¿Cómo reducir el miedo?
Algunas de estas acciones pueden ir enfocadas a su proceso de recuperación física. Realizar actividades como yoga, relajación o meditación contribuyen a reducir la ansiedad, también disfrutar de un masaje relajante. Compartir con su entorno o personas que han pasado por la misma situación sus miedos e inquietudes. Recuperar actividades de entretenimiento con las que disfrutaba antes del diagnóstico o comenzar nuevas aficiones.
Si a pesar de poner en práctica todas aquellas acciones que puedan contribuir al bienestar emocional y psicológico no se reduce el miedo a la recaída, es aconsejable acudir a un psicooncólogo para incorporar estrategias terapéuticas que ayuden a gestionar dicho miedo.
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Sara García Serrano. Psicooncóloga y Coordinadora del centro Kálida Sant Pau.
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