Se puede dar el caso en personas que dejan de fumar tras el diagnóstico de cáncer, que ganen entre 2 y 5 kg de peso. De forma esporádica, la ganancia puede llegar a superar los 10 kg de peso. Este aumento de peso se debe principalmente a que la nicotina produce un ligero incremento en el metabolismo basal, es decir, el cuerpo tiene un gasto de energía mayor durante el consumo de tabaco. Al dejar de fumar, el organismo consume calorías más lentamente, la persona experimenta aumento del apetito y la ansiedad, que deriva en un consumo de alimentos de alto contenido calórico en sustitución de los cigarrillos.

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¿Qué recomendaciones debo seguir para prevenir el aumento de peso tras dejar de fumar?

Es importante no obsesionarse con la alimentación si se produce un aumento de peso. Especialmente durante el proceso oncológico, una alimentación suficiente y equilibrada es esencial para mantener un buen estado nutricional. A pesar de la ganancia de peso, es importante enfatizar los beneficios de dejar de fumar. Algunos de estos beneficios que se producen de forma inmediata son la mejora del sentido del gusto y del olfato. El gusto y el olfato están estrechamente interrelacionados. Las personas fumadoras tienen una percepción disminuida de los olores y sabores debido a que las sustancias tóxicas que genera el tabaco dificultan la regeneración de las papilas gustativas y enmascaran la percepción de olores y sabores.

Para prevenir un aumento de peso tras dejar de fumar, sigue las recomendaciones dietéticas de una dieta mediterránea y realiza ejercicio de forma regular. El uso de terapias de reemplazo de nicotina también puede ayudar a prevenir esta ganancia de peso.

Puntos claves para controlar el aumento de peso al dejar el tabaco

A continuación, presentamos 4 puntos clave de la alimentación, por medio de los cuales se puede controlar mejor el peso después de dejar de fumar:

1. No consumir alcohol, café u otras bebidas que asocies con fumar. Tratar de beber cosas diferentes que sean bajas en calorías ej: refrescos sin azúcar o tipo light, agua con gas, zumos naturales, infusiones o agua natural.

2. Comer 4-5 veces pequeñas cantidades de comida a lo largo del día. Evitar comidas copiosas o dulces que puedan provocar el deseo de fumar.

3. En el caso de ansiedad, tener a tu alcance chicles sin azúcar o caramelos y piruletas sin azúcar. También pueden ayudar alimentos sanos que se puedan masticar: zanahorias, manzanas, pepinillos, etc. Intentar evitar alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares, especialmente galletas, bombones, patatas chips, embutidos grasos, pasteles o helados.

4. Aumentar el consumo de verdura y fruta. Todas las frutas y verduras son importantes y cada una tiene particularidades diferentes. Además algunas de ellas parecen que empeoran el sabor del tabaco.

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Lorena Arribas Hortigüela. Dietista-Nutricionista Clinica