Día a día conviviendo con el cáncer. Fases de la patología. ¿Cuándo hacer ejercicio? Precauciones
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¿Cuándo se puede empezar a hacer ejercicio?
El ejercicio físico es un hábito saludable que debe ser desarrollado desde la etapa infantil hasta la vejez, independientemente de que, en ciertos momentos, éste, deba adaptarse a posibles efectos adversos provocados por patologías y/o lesiones.
Cada vez hay más evidencia científica de que el ejercicio físico es una herramienta segura y eficaz para prevenir algunos tipos de cáncer y para combatir las manifestaciones clínicas de la enfermedad, además de los efectos secundarios de los tratamientos.
Si se ha sido diagnosticado de un cáncer, o ya se ha superado la enfermedad; previo a la realización de ejercicio físico, es imprescindible que este sea prescrito y recomendado por un médico especialista, en este caso el oncólogo/a. Actualmente, existen publicaciones del ámbito sanitario, en las que se expone la necesidad de que estos profesionales recomienden el ejercicio físico como herramienta adicional a los tratamientos1.
Una vez que el oncólogo/a ha realizado la prescripción, el experto en ejercicio físico, (Graduados/Licenciados en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, especialistas en ejercicio oncológico) realizará una evaluación inicial de la condición física, fatiga, calidad de vida, etc. que le permita conocer el estado inicial. A su vez, recogerá la información pertinente, del equipo sanitario, lo que derivará en el desarrollo de un programa de ejercicio físico totalmente adaptado a las particularidades de cada individuo.
Aspectos a tener en cuenta en función de la fase de la patología
1. Durante el tratamiento. Lo importante es mantenerse lo más activo y en forma posible. Si antes de esta etapa se realizaba ejercicio de forma regular, es probable que deba reducirse la intensidad y el volumen. Si previamente no se realizaba ejercicio, manteniendo unos hábitos estrictamente inactivos, se puede comenzar en este momento, realizando ejercicio físico de intensidad ligera y en bloques de corta duración (incluso en bloques de diez minutos seguidos). En este periodo, más que en ningún otro, se hace muy importante la supervisión y adaptación del ejercicio físico por parte de un profesional, siendo fundamental si la persona a la que se le ha diagnosticado el cáncer es de edad avanzada, tiene osteoporosis, artritis o artrosis, con el objetivo de prevenir caídas o lesiones3.
2. Después del tratamiento. Una vez que el paciente se está recuperando del tratamiento, los efectos a corto plazo de los tratamientos pueden desaparecer o mitigarse a las semanas de la finalización del mismo, a la vez que otros se mantienen durante largos periodos de tiempo. En esta etapa, se debe seguir con la premisa de mantenerse lo más activo y en forma posible, siempre teniendo en cuenta que el ejercicio físico debe estar adaptado a esos efectos secundarios a corto plazo. Eso supone que lo que puede provocar una intensidad ligera o moderada para una persona sana, puede suponer una intensidad incluso alta para un paciente en este periodo de la enfermedad3. Por este motivo, se hace fundamental el uso de la escala perceptiva del esfuerzo, que es una herramienta de medición de la intensidad del ejercicio, en la cual el paciente valorará su percepción general de esfuerzo o fatiga cuando está realizando el ejercicio y, en base a esa percepción, la escala le indicará el grado de intensidad en el que se encuentra. Recomendaciones de ejercicio físico en población oncológica.
3. Cuando ya no hay evidencia de enfermedad o está estabilizada. Se debe buscar la adherencia a las recomendaciones generales de ejercicio físico (ver píldora “Recomendaciones de ejercicio físico en población oncológica”). Es necesario adaptar el mismo a la posible existencia de efectos secundarios producidos por los tratamientos a medio o largo plazo, como pueden ser la fatiga, la hipertensión, la obesidad, la pérdida de peso y masa muscular o el síndrome mano-pie.
4. Cuando el cáncer está avanzado. Practicar ejercicio físico, en este momento, aporta mejoras en la calidad de vida. El ejercicio debe estar adaptado a los objetivos, capacidades y preferencias del paciente, teniendo en cuenta que estos pueden cambiar de forma muy rápida en base a la evolución de la enfermedad3. En este periodo sigue siendo muy importante mantenerse lo más activo posible
Precauciones a la hora de hacer ejercicio físico
Existen una serie de indicaciones a tener en cuenta a la hora de realizar ejercicio físico, sobre todo si se está́ en tratamiento o poco tiempo después de su finalización. No obstante, la recomendación básica es la de contactar con los especialistas adecuados: oncólogo/a y Licenciado/Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte3:
¿Qué deben considerar los pacientes oncológicos ante el ejercicio físico?
- Evitar el ejercicio si se tiene anemia.
- Evitar espacios públicos si se tiene un recuento bajo de glóbulos blancos, lo que predispone a una menor capacidad de luchar contra posibles infecciones.
- Evitar el ejercicio con niveles alterados de sodio o potasio en sangre (pudiendo ser producidos por vómitos o diarreas).
- Evitar hacer ejercicio hasta consultar con el oncólogo/a si se han producido náuseas, vómitos o dolor.
- Si se tiene un catéter o un tubo de alimentación, evitar el ejercicio en piscinas, lagos o el mar, con el fin de evitar posibles infecciones.
- Si se está recibiendo radiación, se debe evitar el contacto con el cloro de las piscinas en el área radiada, así́ como de prendas que puedan irritar la zona.
- En el caso de estar ingiriendo anticoagulantes, es necesario extremar las precauciones para evitar caídas o sangrados.
- Si se tiene afectación ósea por la patología, evitar ejercicio de impacto o tracción en esa zona.
- En el caso de presentar problemas de equilibrio o coordinación, el ejercicio debe adaptarse para evitar posibles caídas.
- Si se presenta neuropatía periférica (daño en los nervios que puede causar problemas relacionados con la percepción, la sensibilidad o el movimiento), ya sea en manos o en pies, el ejercicio debe adaptarse a ello.
- Si se realiza ejercicio al aire libre, es necesario evitar la radiación solar mediante el uso de cremas solares o ropa protectora.
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Grupo VEnCE (Vive, Entrena, Cáncer Enfrenta), perteneciente a la Fundación UE (Universidad Europea).
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